Cuando el miedo a lo similar, a lo parecido, pero para nada a uno de nosotros, despierta el miedo y con ello el odio, la violencia.
Esto es un artículo previo a una actualización del artículo «Bienvenidos al valle Inquietante» que publiqué a finales del 2018. Por aquel entonces los robots apenas tenían una movilidad bípeda incipiente y expresiones faciales pobres a través de una piel sintética que daba más grima que tocar a un reptil (a mi particularmente no me da, pero sé que a mucha gente sí).
En «The Creator” («Resistencia» en Hispanoamérica) tenemos dos facciones, la norteamericana (probablemente todo occidente, pero ya conocemos el afán de intentar ser ombligo del mundo) y oriente.
Occidente vs Oriente: Dos visiones de la IA
En esta historia se reflejan dos maneras radicalmente distintas de relacionarse con la inteligencia artificial, que conviene analizar con más de detalle.
EEUU. Debido a la explosión nuclear que destruyó gran parte de la ciudad de Los Ángeles se nombra líder de la lucha contra la IA. Oriente, sin embargo, muestra su apoyo a las IAs, tanto que se ha convertido en una sociedad totalmente integrada donde personas y robots conviven armoniosamente.
Y lo siento, aquí viene un spoiler fatal, unos pocos del bloque occidental saben que el ataque nuclear fue debido a un error humano y no a un ataque premeditado por parte de las IAs. Aun así, quizás debido al sesgo de coste hundido, siguen adelante con la masacre, con el genocidio.
Por tanto, ¿qué hay realmente detrás de la cerrazón en destruir a todas las IAs? En la película no hay un solo indicio de que las IAs fueran responsables de dicho ataque. Es más, todo indica que para las IAs hasta ese momento era inconcebible el asesinar, o dejar morir a cualquier ser humano al que sirviera o acompañara. Ya, durante las batallas, se ve a los robots disparar contra seres humanos, supongo que solo como legítima defensa.
Valle inquietante a escala social
Más allá de los hechos concretos de la película, hay una cuestión que me ronda la mente: ¿qué sucede cuando el miedo y el rechazo se trasladan, no solo a individuos, sino a toda una sociedad? Bueno, más bien una muchedumbre que es fácilmente manipulable y que unos pocos consiguen que vayan en la dirección que a ellos les plazca. ¿Cómo se reflejaría este valle inquietante en una sociedad, como una muchedumbre?
A mí me vienen muchas posibilidades a la mente, ninguna halagüeña. Sin educación emocional somos fácilmente manipulables. Nos perdemos en la emoción. Ya no soy Eugenio con ira, soy pura Ira. Y así, razonar conmigo será imposible. Si esto pasa con una persona, cuando es una muchedumbre enfurecida, o embargada por el pánico nada les parará. Muchos morirán en el proceso y al final, cuando todo termine, quienes queden en pie no sabrán como explicar cómo llegaron hasta ese punto.
En «The Creator» probablemente y, espero que haya sido así, se han polarizado ambos bandos. Un occidente representado por unos EEUU demasiado beligerante y un Oriente muy pacífico pero que se defiende si es atacado.
Integración o rechazo: dos caminos
El rechazo, el odio, por un lado y por otro la integración.
Empieza la película mostrando la introducción de la IA, de los robots en nuestro día a día. Todo perfecto hasta el día fatal. La bomba nuclear estalla en medio de los Ángeles. A partir de ahí, miedo e ignorancia destilando en odio. Odio hacia lo diferente. Odio alimentado por unos pocos para mantenerse en el poder. Es como ese retrato de Dorian Gray donde, tarde o temprano, se termina viendo el verdadero rostro.
Por otro lado, tenemos una sociedad integrada. Donde seres humanos, IAs corporizadas y no corporizadas viven en armonía, en confianza y apoyo mutuo. No sé si el animismo de las religiones orientales, que ahora se podría denominar Tecno-animismo, tiene que ver en esto. La verdad, son solo elucubraciones con tantas posibilidades como ideas puedan tener los guionistas.
Aun así, elijo la siguiente: occidente y oriente han sido impregnadas con unas creencias religiosas que, si bien tienen una raíz común, las formas en que han sido difundidas, utilizadas, han separado más que unido estas dos culturas. En este momento, contempladas desde una visión generalista parecen demasiado diferentes. Existen demasiados determinantes para que exteriormente sean tan divergentes y convertirse en fuente de conflictos.
Las situaciones se abordan de formas muy diferentes y eso ha quedado, según mi parecer muy bien reflejado. Si bien desde medianos del siglo XX las practicas orientales como el Yoga, el budismo, las artes marciales han ido permeando en occidente, en general lo han hecho de una forma muy superficial. Con solo raspar un poco, la mayoría de estos nuevos creyentes, practicantes de estas prácticas orientales, volverán a las creencias, a los impulsos que han primado durante siglos en su cultura de origen.
Skynet, the Creator
Y claro, cuando el miedo se instala en nuestra imaginación colectiva, surgen inevitables referencias: ¿quién no ha pensado en Skynet y Terminator?
Ahora, con la guerra de Ucrania estamos comprobando el desarrollo rápido de drones, algunos de ellos controlados por IA y de pronto me viene a la memoria la noticia que salió hace unos dos años: «La Fuerza Aérea de Estados Unidos niega que un dron de IA haya atacado a un operador en una prueba «.
Teniendo en cuenta que, por lo general, en tiempos de conflicto, uno busca una solución rápida, antes de que el enemigo pueda disponer de ella y usarla como ventaja táctica, no se suelen atar todos los cabos. Ya si eso, si conseguimos ganar la guerra, ya lo haremos cuando ganemos. El problema con la IA es que sea esta la que gane a los dos contendientes borrándolos del mapa, o sea, Skynet hecha realidad. Las IAs, corporizadas o no, son de momento neutras. El cómo se usen, hacia y donde vayan sigue siendo responsabilidad 100% nuestra. Nuestros egos desatados pueden convertir a la IA en algo letal para nosotros, para el planeta. Al final, no es la IA la que decidirá nuestro destino. Somos nosotros, con nuestras prisas, nuestros miedos y nuestros egos desbocados, quienes podemos marcar el rumbo hacia la autodestrucción… o hacia algo mejor.