Esta vez toca un poco de Ciencia Ficción, no va de robots, de I.A.s, va de una corriente de pensamiento que nos está afectando como sociedad. La Distopía.
Hace un par de semanas terminé de leer «Contra la distopía», escrito por Francisco Martorell Campos. Para mí ha sido una lectura muy esclarecedora. Curiosamente, poco después, me llegaban artículos de cómo los magnates tecnológicos, influidos por estas distopías, están moldeando nuestra sociedad.
Durante la lectura, me he ido dando cuenta hasta qué punto estaba siendo influido por estas ideologías distópicas. Me ha permitido ver esas trampas que tiene ese «volver a la naturaleza”. Me ha permitido desarrollar una idea que ya la he presentado en el anterior artículo «la intelectualidad no lo es todo». Es un querer bajar, retroceder un escalón en nuestra evolución porque los retos en este nuevo escalón son demasiados difíciles. Es la primera vez que nos enfrentamos a ellos. Posiblemente la distopía sea eso «Un Querer Bajar a un escalón previo», porque los problemas que se nos presentan en este nuevo escalón evolutivo no se pueden solucionar con las herramientas que teníamos hasta el momento.
Francisco Martorell va desgranando, desmontando paso a paso la distopía que nos ha invadido. Empezando por decir que inicialmente la distopía señalaba los errores de una teoría utópica pero que actualmente dejó de ser válida hace décadas, que los sistemas que critican hace tiempo que dejaron de representar una amenaza.
Las distopías contrarrevolucionarias, repletas de episodios donde la igualación utópica despersonaliza a los individuos, refrendan que es una constante que se provee del miedo a la utopía colectivista, del pavor existencial «a perder nuestra individualidad en algún ser colectivo más vasto»
Yo contra el mundo: el discreto encanto del individualismo distópico ~ pág. 96
En estos momentos la utopía parece estar proscrita. Las críticas de los distópicos realizan se basan en unos modelos de finales de siglo XIX y principios del XX. Modelos que mostraron sus limitaciones, sus efectos perniciosos sobre la sociedad y ya han sido descartados. La distopía actual se ha quedado fijada a esos modelos, y todo aquello que tenga que ver ligeramente con un aspecto social es tachado de «Comunismo»: Sanidad pública, la Renta Básica Universal (R.B.U) Educación universal….
Las sucintas recriminaciones hilvanadas aquí no pretenden organizar una enmienda contra la totalidad del individualismo, sino contra el detentado por las distopías que supeditan la defensa del individuo a la estigmatización de la sociedad y la igualdad.
Yo contra el mundo: el discreto encanto del individualismo distópico ~ pag 96
Todo esto es despreciado por los abanderados de la distopía conservadora (disfrutemos de las últimas migajas que nos quedan porque no nos queda un mañana) que aboga por un individualismo exacerbado, donde quien importa por encima de absolutamente todo es uno mismo (esto…. creo que he exagerado un poco, ¿no?)
El dogma, infecto donde los haya, con el que los psicólogos positivos encandilan al público reza que no podemos cambiar el mundo, pero sí a nosotros mismos, que basta con modificar la manera en que pensamos y actuamos, gestionar con sabiduría los afectos y jerarquizar las prioridades
Ser Feliz en el Infierno ~ Pag 36
Distopiland y Happycracia comparten la desconfianza ante el futuro y participan de la clausura de la imaginación política. Una las exterioriza produciendo miles de mañanas descorazonadores; la otra, apremiándonos a vivir el presente, a disfrutar de los pequeños placeres del aquí y ahora sin preocuparnos de lo que pase mañana, por no hablar del siglo próximo.
Ser Feliz en el Infierno ~ Pag 37
En definitiva, considero esta lectura muy necesaria para ser consciente de hasta qué punto estamos influidos por esta corriente distópica. Pues solo así podremos desprendernos de ella e imaginar Utopías que apetezca intentar alcanzarlas.
¿Qué hay que hacer? Practicar la autodeterminación, la flexibilidad y la resiliencia, más las habilidades de fijar la atención en el presente y coartar los pensamientos pesimistas. Si tenemos la fortuna de gozar de estos atributos o, en su defecto, aprendemos las estrategias que los desarrollan, ni sufriremos ni tendremos miedo. Sacaremos el mejor potencial y aprovecharemos las adversidades para reinventarnos, evolucionar y triunfar.
Ser Feliz en el Infierno ~ Pag 34
Un consejo final. La sección de notas es muy extensa, recomiendo acceder a ellas durante la lectura o como mucho leerlas al final de cada sección para no perder el hilo. Yo las dejé para el final y me arrepentí. Cuando llegué al final del libro aún quedaba más de un 30% de páginas de solo notas. La mayoría, muy jugosas.
Espero haber despertado en ti inquietud, curiosidad suficiente para leer este esclarecedor libro.