La mente, más o menos la que tenemos actualmente apareció hace solo 100.000 años con el Homo Sapiens. Desde hace unos 30.000 que apareció nuestra conducta humana. Y desde entonces, nuestro cerebro ha ido evolucionando más rápido que el resto de nuestras características, aunque hay tiras humorísticas que indica nuestro declive.
Pero vayamos un poco más atrás en la evolución. Hace unos 50 millones de años nuestros ancestros se subieron a los árboles, de los que bajaron hace solo 4 millones. Se han encontrado restos de hace 165.000 años que indican los inicios del comportamiento moderno (¿moderno?, como se nota que la escala de tiempo en arqueología es diferente) y llegamos a nuestros ancestros de hace 30.000 años, justo donde lo dejamos en el primer párrafo.
Nos consideramos Altamente Racionales, sobre todo a los que nos gusta la informática, la inteligencia artificial. Si, aprender a programar, a primero diseñar algoritmos y después pasarlos un lenguaje, hace que nuestra mente quede mas estructurada, y eso es una maravilla, pero en general, ¿a costa de que lo hacemos?, ¿Qué nos dejamos en el camino?
El buen sentido es lo que mejor repartido está entre todo el mundo, pues cada cual piensa que posee buena provisión de él.
René Descarte (1596-1650)
Solo unos pocos siglos como seres realmente racionales
Desengañémonos, en vista a nuestra historia como especie, son varios millones de años de evolución de nuestro sistema nervioso hasta que empezó a desarrollar el neocórtex,
Solo 30.000 años en que empezamos a mostrar el comportamiento actual, y pongamos 3300 años en que los griegos empezaron a desarrollar la filosofía, base de la cultura occidental y unos 350 años en la que empezó realmente a extenderse el pensamiento científico, con el impulso de Descartes.
Y ya menos de 100 años que la escolarización fue universal y por tanto el intercambio cultural, que en los últimos 25 años, con Internet ha hecho que el intercambio de ideas en un solo día o menos, sea lo que varios años, décadas o siglos, según vallamos atrás en el tiempo.
Ese precioso y necesario don del sentido común, que es el menos común de los sentidos.
Ramón Gómez de la Serna (1891-1963).
En definitiva, si bien solo unos pocos humanos ya tenían un pensamiento racional bastante elaborado hace 3500 años y que su numero ha ido creciendo lentamente, aunque con aceleradores en varias épocas, como lo fue la imprenta en su momento y otros inventos no menos importantes posteriormente, nuestra racionalidad todavía no ha abandonado el chupete. (la forma de actuar de muchas mentes, es como la de los niños pequeños, que después de aprender una cosita se creen ya adultos, que ya lo creen saber todo).
Ya en mi anterior Entrada “17 Sesgos Cognitivos que nos complican la vida.” Hablamos de como nuestro Sistema nervioso, nuestra mente, ha evolucionado principalmente para sobrevivir en un medio totalmente diferente al actual, y que esa forma de actuar es la que esta “interfiriendo” en nuestra recién adquirida mente racional.
Y llego René Descartes
Por otra parte, desde que surgió nuestra mente racional, quienes más la han desarrollado, han tratado de mantener todo lo relacionado con el cuerpo: emociones, sentimientos, deseos fuera de ellos, proscritos.
Descartes inició la separación Cuerpo, mente y alma, inició que se estudiaran independientemente uno de los otros, si bien ha sido inicialmente una buena idea, que ayudo a desarrollar nuestro pensamiento racional, hay quienes lo han llevado al extremo de despreciar todo aquello que no sea la mente.
Antes de dicha separación, la clase eclesiástica despreciaba el cuerpo, era ese caparazón inmundo que atrapaba el alma en este valle de lágrimas, un caparazón sujeto a todo tipo de perversiones de la carne, el origen y culpable de los 7 pecados capitales que podían llevar tu alma al infierno.
Desde que empezamos a razonar, sobre todo los últimos 2500 años, ¿qué parte del ser humano ha sido el chivo expiatorio de todos los fallos, errores que hemos cometido?, el cuerpo humano, el que muchos consideran solo como un vehículo obsoleto, limitado de la mente humana.
No solo mente, también cuerpo y… alma
Por mucho que reprimamos el cuerpo, por mucho que lo detestemos, es quien nos mantiene vivos, quienes nos protege. La mente por si sola es inútil. No solo somos seres racionales, también somos seres sensibles, seres sintientes. Y por los millones de años que nos ha costado llegar a ser como somos, una parte no puede ser sin las otras.
La Inteligencia artificial, es solo mente, procesos lógicos mentales, de aprendizaje no tiene que competir, interactuar, colaborar con otro sistema ¿antagónico? que estaba ahí desde hace millones de años. Para nada es lo que pasa con nosotros. un sistema que interactúa con lo más íntimo de nuestro sistema biológico, mientras que nuestra mente incluso durante siglos ha renegado de él y que con el Transhumanismo quiere llegar a culminarlo.
De seguir la senda que sugiere el Transhumanismo, ¿a qué renunciamos realmente?, ¿estamos teniendo en cuenta todos los pros y contras?, o estamos cayendo en un error de Sesgo bestial, viendo solo aquello que nos interesa, aquello que apoya nuestras ambiciones, bueno, ¿las de nuestro ego Obviando todo lo que puede ir mal?
«Si esperas que la tecnología esté diseñada para servir a las personas, tienes que tener al menos una idea aproximada de lo que es y no es una persona.»
Jarón Lanier
Las personas, tu y yo no solo somos mente, somos cuerpo, mente y espíritu/alma, por lo que es preciso un desarrollo armónico de estas tres partes de uno mismo. En los últimos 2-3 siglos nos hemos centrado más en el desarrollo de la mente, en la racionalización y hemos llegado a un punto donde hemos comprobado de forma empírica, científica que somos mucho mas que solo mente o solo cuerpo, al menos en el ámbito en el que nos manejamos.
Es preciso un trabajo sobre si mismo, un trabajo de auto observación que no comprenda solo la mente, tenemos que observarnos a nosotros mismos, ver como nuestras emociones influyen sobre nuestra manera de pensar, sobre como nos expresamos corporalmente. De como nuestra forma de pensar influye en nuestras emociones, en como las censura, e intenta suprimir o como las promociona a niveles a veces extravagantes. De cómo influye en nuestras tensiones corporales.
En como nuestro cuerpo, con sus fortalezas y debilidades, con su flexibilidad muscular o rigidez ósea nos permite interactuar con nuestro entorno, con nuestros iguales. De como este cuerpo ha facilitado o dificultado nuestra seguridad en uno mismo, en como nos ha hecho más fuertes emocional y mentalmente.
Solo, cuando nos conozcamos a nosotros mismos, en todos nuestros aspectos podremos avanzar, progresar de forma segura. Cuando solo una de estas partes sea claramente predominante sobre las otras, solo nos meterá en problemas.
Y escribiendo el anterior párrafo me ha venido a la mente una película de los años 50, Planeta prohibido con Los monstruos del Id uno de los posibles peligros si damos completo poder a la mente sobre las otras dos partes. Pulsando sobre el cartel de la película os enlazo con un articulo que he encontrado sobre el asunto.
Y ya para concluir, no somos todavía seres racionales, estamos aprendiendo a serlo, vamos a seguir cometiendo errores, pero lo importante es que aprendamos de ellos y nos corrijamos porque de otro modo, será el medio quien corrija el error borrándonos del mapa.
Pese a mis enfados e inquietudes, la aventura humana me sigue fascinando; la quiero, la venero, y por nada del mundo la cambiaría por la vida de los ángeles o de los animales. Somos los hijos de Prometeo, los depositarios y los continuadores de la creación, nos hemos puesto a remodelar el universo y, en el caso de que hubiera por encima de nuestras cabezas un Creador supremo, nos merecemos su orgullo tanto como su ira.
Amin Maalouf – Del libro: «El desajuste del mundo»
Animaros a comentar, a mostrar vuestro desacuerdo, u otras formas de enfocar la evolución de nuestra racionalización. así aprenderemos todos. Unos de otros.
Créditos imagenes. foto cabecera: Ayo Ogunseinde on Unsplash . Foto evolución: David MAITRE en Pixabay y la de la evolución Transhumanista: Gerd Altmann en Pixabay