Dos exposiciones diferentes pero conectadas no solo en el argumento sino en el lugar, en Espacio de Fundación Telefónica.  Tengo la costumbre de que cada vez que paso por Madrid, hago lo posible por tener unas pocas horas para visitar el Espacio, el  25 de abril tocó,  pero tenía menos tiempo del que pensaba, una hora y media para ver las dos exposiciones.

Antes de seguir, comentar, que me he atascado con este artículo, lleva prácticamente terminado hace un par de semanas, sin embargo no le he dado el toque final hasta este momento. a fecha del 20/6 ya han finalizado las dos exposiciones con lo que este artículo quedaría solo como testimonio exiguo de lo que fue esta visita.Bueno, a veces pasa, y espero que este parón se me pase y escribir al menos cada 15 días. Sigamos con el artículo.

El tiempo pasó rápido en la exposición sobre el cerebro, había pasado prácticamente una hora y aún me quedaba por ver la exposición sobre los algoritmos, apenas 30 minutos. Marché con ganas de volver, de dedicar  una hora a cada exposición al menos.

Cerebro(s)

El primer texto que me encuentroen la exposición, un anticipo prometedor de lo que me voy a encontrar.

El cerebro humano es el objeto más complejo que conocemos. Es el entramado de nuestros sueños y de nuestra experiencia consciente. Nos permite explorar y cambiar nuestro entorno, recordar el pasado, imaginar múltiples futuros y comprender el universo. Nuestra mente también nos proporciona un yo consciente -la experiencia particular de ser uno mismo- y nos permite determinar nuestro lugar en relación con los demás y en el mundo que nos rodea. Por su parte, gracias al lenguaje-sin duda uno de los mayores hitos de la evolución-nos comunicamos y compartimos experiencias subjetivas. […]

Siempre me he sentido atraído por el funcionamiento del cerebro, como funciona, como lo hace en mí mismo.  En el momento de mi juventud en que empecé a vislumbrar qué camino profesional quería seguir contemplé la posibilidad de meterme en psicología, allá por los 80. Pero lo que vi en personas que estaban empezando, cómo era su relación con los demás no me gustó.  Menos mal que ya me había acercado a los ordenadores y mi ilusión era el de poder diseñar, montar y programar uno.  Una vía paralela para estudiar cómo funcionaba nuestra mente.  Años después, mucho después, empecé a formarme como psicoterapeuta. Esto me ha dado potentes herramientas para mi propio autoconocimiento y para poder acompañar a los demás, a quien me lo pidiera.

Esta exposición es un estudio del cerebro desde diferentes disciplinas, desde la ciencia, desde el arte y la filosofía.  Una exposición, como ya he comentado antes, para dedicarle al menos una hora.

La exposición contempla desde la primera anotación sobre el cerebro, realizado en el siglo XXVII A.C hasta las más modernas técnicas de visualización. Pasando por las láminas sobre la disección del cerebro, de las neuronas y el tejido que conformaban por nuestro eminente científico Santiago Ramón y Cajal. Estudios de la enfermedad mental a través de la pintura de un artista, de cómo su pintura cambiaba conforme iba degenerando en el Alzheimer, cómo la consciencia del yo se iba perdiendo. También estaba la posibilidad de experimentar con una diadema que detectaba tu actividad cerebral para mover una pelota, pero hacía falta dos personas para ello y no había nadie cerca en ese momento para … ¿jugar?

Terminando con el estudio de otras mentes, y en cómo se podría volcar el cerebro en otro soporte. Una exposición que atrapa.

Código y Algoritmos. Sentido en un mundo calculado.

En términos de programación, un algoritmo es una secuencia de pasos lógicos que permiten solucionar un problema. Aunque los primeros que conocemos aparecen en tablillas del Imperio babilónico, todo cambió en 1843 cuando la matemática Ada Lovelace planteó lo que se considera el primer algoritmo Informático, es decir, el primer algoritmo que podía ser procesado automáticamente por una máquina. […]  

[…] Invisibles e incompresibles para la mayoría, los algoritmos continúan siendo un conjunto de instrucciones más o menos sofisticadas con capacidad para generar impactos positivos o negativos a gran escala, en función de cómo sean diseñados. Cada vez delegamos en ellos decisiones de mayor trascendencia y por este motivo, entender cómo funcionan y qué desafíos éticos plantean resulta imprescindible. ¿Como podemos hacer prevalecer nuestra humanidad en un mundo calculado, organizado y parametrizado para los algoritmos?

Lo dicho, fue una pena no haber tenido más tiempo, apenas me quedaban 30 minutos para ver esta exposición.

Hace ya unos 40 años que empecé a trastear con los algoritmos y el código en un Sinclair ZX81, bueno, con un clon llamado TIMEX 1000 con 16k de memoria.  La cuestión fue que, por circunstancias varias, dejé la programación. Las tareas en los departamentos en que trabajé no lo facilitaba. A veces se abrían ventanas muy breves, pude hacer formación de C+, pero no pude ponerlo en práctica, lo único que me quedaba era de vez en cuando desarrollar macros en Excel y Access.  Ahora he empezado a trastear con Python.

Bueno, me he enrollado demasiado. La  Exposición era un paseo por la historia  de los Algoritmos. Curiosamente, los primeros algoritmos aparecieron en el imperio babilónico,  un procedimiento para resolver lo que hoy en día se describe como funciones cuadráticas de la forma  X-(1/X)=C, por pasos ( no pude quedarme con saber solo que aparecían en las tablillas babilónicas,  quería saber qué era más concretamente ).  Siguiendo con una diferencia cercana a los 2000 años con Ada Lovelace en 1843, que ya comenzó con los algoritmos tal como los hemos desarrollado en la actualidad.

Me quedé con ganas de trastear en unos terminales que habían instalado, pero en ese momento estaban todos ocupados. La verdad, esta vez no quise saber para qué eran, ¿quizás para probar una especie de ChatGPT?. Lo dicho, ni idea. De haberme sentado ahí, posiblemente no habría tenido tiempo para ver lo poco que pude ver. Lo que si pude ver, es que apenas me quedaban 20 minutos.! Uf que estrés ¡

Pasé por lo que podía considerarse una atracción de feria, el algoritmo quiromante, que te lee las rayas de la mano y te describe.  Lo más impactante fue ver una impresora matricial y papel continuo… ! cuántos lustros hace que yo usé una¡.  Y claro, me hice una predicción. Los resultados en inglés y bastante crípticos, se ve que estaban utilizando un versificador artificial bastante rudimentario (no sabia o habia olvidado lo que era hasta que empece a leer «estupidez Artificial» de Ignacio Rouyet. Estas tardando en buscar referencias a este estupendo libro, ¿no? ????????????????… menuda cuña publicitaria acabo de meter)

Después vinieron los algoritmos de reconocimiento facial, con una mirada a la historia, de cómo los científicos trataban de generar sistemas para … «catalogar» a todos los seres humanos, intentar medir la inteligencia por aspectos externos. Ahora los algoritmos pueden reconocernos entre millones de personas, conocer bastante bien el estado emocional del momento y actuar en consecuencia. ¿Cómo? eso dependerá de las intenciones del desarrollador, de quién haya pagado por crear esa aplicación (esto último es mío).


Para concluir.  Las exposiciones que monta Fundación Telefónica son (y a pesar de estar contra el siguiente termino lo voy a usar) un deber el ir a verlas, dedicarles al menos una hora a cada una, al menos para mí  (bueno, lo reconozco,  a veces soy un poco exagerado ????????)

Eso sí, va a ser una de las entradas que más fotos va a tener.

Gracias por haber llegado al final.