2,3, 4 días delante de la pantalla. apenas me he levantado para comer Visitar a Roca (es al wc) o dormir. Quizás haya comido pizza o chino, me haya bebido no sé cuántos refrescos cafés y/o Red Bulls. Y no sabes ni como consigues que la pantalla se vea nítida.

  • ¿Como tengo la cabeza en este momento? ¿qué me está pidiendo el cuerpo en este momento?
  • ¿Hay alguien con quien me gustaría pasar un rato, al menos alguien con quien hablar?
  • ¿Qué es lo que me frena? ¿mucho trabajo el descolgar el teléfono y llamar a esa persona?
  • ¿Tensión entre lo que los demás dicen que hay que hacer, ser más sociales, y lo que siento que necesito en ese momento?, ¿dónde está ese límite en mi entre esa necesidad de socialización y esa necesidad de soledad?
  • ¿cómo me doy cuenta de que esa soledad es una necesidad mía o una imposición porque me cuesta socializar?, ¿Es el hecho de considerarlo “obligación” por lo que pongo más resistencia a ello? o Sencillamente ¿la forma que tiene mi entorno de socializar no va conmigo, no me atrae y por tanto creo que no me gusta socializar?

¡Ufffff demasiadas preguntas ¡ Tranquilos, las iremos respondiendo con el tiempo.

Esto es más o menos lo que me pasaba a mí de pequeño con las legumbres, ¡No me gustaban! y mi madre se las tenía que ingeniar, normalmente con un postre que me atrajera para que me las comiera, yo era cabezota, pero si tenía alguna golosina al final de tan ingrato recorrido, lo hacía (a duras penas) y me comía las lentejas. Eso sí, ni por asomo la pedía después voluntariamente.

Bastantes años más tarde, empecé a conocer otras preparaciones de las legumbres, la primera que recuerdo una ensalada fría de judías blancas. no sé si era porque estaba en un campamento y tenía hambre que me comí con placer un plato que se salía. También está la Ropa vieja, que no es más que los componentes sólidos del cocido pasado por la sartén con muchos ajos y bien frito.

En otras palabras, las formas que conocía mi madre de preparar las legumbres, aprendidas de su madre y de alguna amiga rara vez daban resultado conmigo. Cuando por mi cuenta encontré otras formas de comerlas, la situación cambió radicalmente.

¿A dónde quiero llegar con todo esto?, pues bien, que son pocas las veces que nos gusta algo que gusta a la mayoría, al menos a nuestro entorno cercano.

Lo que finalmente nos mueve de una manera genuina es algo mucho más interno a los “debería”, «Tengo que» estos puedes que inicialmente consigan algo, pero pierden fuerza al poco tiempo, sino, decirme que nos pasa con los propósitos de año nuevo que nos hacemos como el de ir al gimnasio, dejar de fumar, comer menos azúcar….?.

A veces estos “debería” y «tengo que» se unen a ese impulso interno y parece que funcionan los primeros, pero para mí, tan solo son opciones socialmente aceptadas, mayoritarias, pero para nada tendría que ser la mía o la tuya.

¿Como saber que en qué forma de socializar me encuentro más a gusto? La respuesta, dejando aparte que te gusta, adoras programar, ¿qué es esa otra actividad que te encanta, que cuando ves algún vídeo, fotos, lees un artículo de aquello que te enciende? ¿la has encontrado?, ¿es alcanzable en el momento en el que te encuentras?.

¿Qué otras variaciones hay sobre este gusto?, ¿no las conoces? pues busca, solo entrando, indagando puedes encontrar nuevas vías. Otra opción si lo primero no sale, exponerse a nuevas experiencias, tan solo informarse previamente de si el nivel de «riesgo» es asumible por ti, aunque este esté un poco fuera de tu zona de confort.

Atrévete ¡¡